Día 18.
Hoy estamos de fiesta, no hemos ido a la escuelita porque no había clase pero hemos aprovechado para hacer otra de las cosas que teníamos pendientes y por cierto muy interesante.
Se trata de las visitas domiciliarias a personas con discapacidad de las aldeas y a sus familias.
Todo esto, tiene mucho trabajo detrás, ya que antes de que se conformara la escuela en la que intervenimos y de la que tanto hablo, las mujeres promotoras de todo esto iniciaron su labor visitando a las familias y a los niños haciendo una especie de asistencia en el hogar, después, al formarse la escuela, se perdió un poco la continuidad de las visitas pero estas personas nunca fueron olvidadas, por eso hoy hemos vuelto para que vean que son personas válidas, queridas y de este modo motivarlas y darlas ánimos para que sigan luchando por conseguir lo que se propongan.
En las visitas hemos podido ver el valor, y el coraje que le echan estas personas y sus familias para afrontar diversas situaciones. Hay mamas que tienen que caminar un camino pedregoso con su hijo a cuestas para poder llegar a la carretera y así poder ir a otros lugares como una escuela o el hospital, otros de los jóvenes no salen de casa o incluso algunos de la misma cama debido a la reducida movilidad y la falta de recursos...
Todas estas historias están presentes en nuestras cabezas y estarán durante mucho tiempo, es muy difícil ponerse en el lugar de personas a las cuales parece habérseles cruzado todos los caminos en la vida, sin embargo nos quedamos con el otro punto de vista, el de personas que a pesar de su dificultad aprovechan más el resto de cualidades, enfrentan la vida con valor y siempre, siempre, siempre con alegría y esperanza.
Las fotos que dejo hoy son de los alrededores de los hogares que visitamos.
Un fuerte abrazo desde Honduras
Seguro que con la sonrisa que lleváis puesta todo el día se alegran y motivan mucho más.
ResponderEliminarUn abrazo y a seguir currando duro.